en el después encuentro consuelo a mi propia penumbra
intento esclarecer más de un sentir
perpetúo la lividez de un cuerpo
que aún es habitado por mi, pero sin ser mío
en el despúes ya no sufro las consecuencia de mi propia cobardía
ni me ahogo en sal y carmesí
lo siniestro del recuerdo no deja de sofocarme
huésped de lo ajeno
aún reniego al olvido.